Organizar un viaje en familia puede parecer complicado, pero con las herramientas adecuadas todo se vuelve mucho más sencillo. A mí me encanta preparar cada detalle y por eso quiero contarte qué herramientas para planificar viajes utilizo, qué webs consulto y qué apps me resultan imprescindibles. Desde cómo encuentro vuelos y alojamientos hasta las apps útiles durante un viaje que nos salvan en el día a día, y también cómo guardo después las fotos y recuerdos para que no se pierdan. Una guía práctica pensada para familias con hijos adolescentes, pero válida para cualquiera que disfrute de preparar su propia aventura paso a paso.
Con los años he aprendido que elegir bien las herramientas para viajar en familia marca la diferencia entre un viaje caótico y una experiencia tranquila y divertida.
1. Por qué me gusta organizar los viajes yo misma
En casa, organizar los viajes siempre ha sido parte de la aventura. Para mí, no empieza el día que subimos al avión, sino mucho antes, cuando empiezo a imaginar destinos, a mirar vuelos y a soñar con lo que podemos hacer juntos. Esa fase previa se ha convertido casi en un ritual familiar: mientras yo voy investigando y anotando opciones, mis hijas suelen aportar ideas de sitios que han visto en redes sociales o actividades que les ilusionan, y mi marido suele centrarse en la parte práctica, como los transportes o los tiempos entre un lugar y otro.
Organizar los viajes por mi cuenta me permite adaptarlos a nuestro estilo de familia: buscar un equilibrio entre cultura, naturaleza y planes que resulten atractivos también para adolescentes. Prefiero mil veces invertir un rato en elegir los vuelos y hoteles que mejor encajen, que llegar a un sitio y sentir que el itinerario nos viene impuesto. Además, al prepararlo yo, tengo la seguridad de que no nos vamos a perder esos rincones especiales que muchas veces no salen en las guías más turísticas.
Otra ventaja es que ahora hay muchísimas herramientas on line que facilitan todo. Ya no es como hace años, cuando tenías que confiar en una agencia de viajes o en una guía en papel. Hoy en día puedes comparar precios en segundos, leer experiencias de otras familias y hasta ver en mapas cuánto se tarda en llegar de un sitio a otro. Y lo mejor es que gran parte de esa información es gratuita.
Hoy en día tenemos al alcance un montón de herramientas para viajar en familia, desde apps para planificar itinerarios hasta plataformas que te ayudan a encontrar alojamientos adaptados a adolescentes.
En resumen: planificar yo misma nuestros viajes me da libertad, control y un plus de ilusión, porque el viaje empieza mucho antes de hacer la maleta.

2. Antes del viaje: planificación
La parte de la planificación es, para mí, casi tan emocionante como el propio viaje. Empiezo siempre con una libreta (sí, todavía me gusta escribir a mano) y un café, y voy apuntando ideas: destinos posibles, fechas, vuelos que encajan con nuestro calendario familiar… A partir de ahí, estas son las herramientas y webs que más utilizo:
Vuelos
- Skyscanner y Google Flights son mis imprescindibles para comparar precios y fechas. Me gusta porque puedo ver rápidamente qué días son más baratos y jugar con aeropuertos cercanos (en nuestro caso, Bilbao, pero también Santander o incluso Madrid si compensa).
- Cuando ya tengo una idea clara, entro en la web de la aerolínea para reservar directamente, evitando intermediarios.
- También suelo consultar la web de AENA para ver qué vuelos directos salen desde Bilbao. Me resulta muy útil cuando pensamos en una escapada breve o cuando aún no tenemos destino decidido: me da ideas que luego comento en casa para elegir juntos.
Alojamiento
- Para hoteles, suelo empezar con Booking, porque me da mucha información de opiniones y, sobre todo, me fijo en las valoraciones de familias que han viajado con adolescentes.
- Lo que más me gusta es la flexibilidad que ofrece con los filtros: puedo buscar solo en el centro de la ciudad, elegir opciones que no requieran pago anticipado o que tengan reembolso gratuito (siempre reviso bien la fecha límite).
- Muchas veces reservo dos o tres alojamientos en la misma ciudad para comparar con calma después las distancias, el transporte o lo que más nos convenga. Esa posibilidad de tener margen me da muchísima libertad.
- Además, Booking suele enviar un correo cuando se acerca la fecha límite de pago. Aun así, yo me lo apunto en la agenda porque me imagino el susto de despistarme y acabar pagando tres hoteles a la vez (¡no me ha pasado nunca, pero me moriría!).
- En algunos destinos nos gusta mirar también Airbnb o incluso cadenas hoteleras concretas (como Meliá, Staycity o Premier Inn, que ya hemos probado). Si viajas por Europa y quieres ideas, en el blog he preparado un post donde comparto las cadenas hoteleras que merecen la pena para familias: alojamientos prácticos, bien ubicados y con buena relación calidad-precio, que a nosotros nos han funcionado muy bien.
- Según el viaje, decido si buscamos comodidad total (resort con todo incluido) o algo más auténtico (apartamentos o casas particulares).
Transporte y distancias
- Google Maps es mi gran aliado en esta fase. No solo lo uso para calcular trayectos, sino también para curiosear bien la ubicación de los hoteles. Marco los lugares que me interesan (museos, miradores, estaciones de tren, etc.) y me fijo en qué tan cerca están unos de otros.
- Cuando se trata de ciudades, siempre busco la catedral o el ayuntamiento, porque suelen marcar el centro histórico, y también marco las calles comerciales, ya que nos encanta pasear por ellas.
- Otra costumbre que tengo es entrar en Google Street View para ver cómo es el hotel por fuera y qué aspecto tiene la calle. En destinos más lejanos o menos conocidos, como Turquía o Albania, esto me da mucha seguridad y me ayuda a decidir si la zona es la adecuada.
- Y tengo que confesar que miro tanto Google Maps que, cuando llegamos, a veces me parece que ya me oriento sin necesidad de mapa. ¡Incluso reconozco algunos landmarks o plazas! Reconocer después lo que has visto en Maps tiene su gracia y hace ilusión.
Inspiración y detalles
- Además de las webs prácticas, me gusta dedicar tiempo a la parte de inspiración. Suelo leer blogs de viajes (sobre todo de otras familias viajeras) porque me ayudan a ver qué actividades han funcionado con adolescentes y qué planes merecen realmente la pena.
- También echo un vistazo a Instagram y TikTok, donde muchas veces descubro rincones instagrameables o experiencias diferentes que llaman la atención de mis hijas. Al final, si ellas encuentran un plan que les motiva, la experiencia se multiplica.
- Y para contrastar la información, siempre acabo consultando las webs oficiales de turismo de cada destino: horarios, precios actualizados, transporte público. Puede parecer aburrido, pero más de una vez nos ha evitado llegar a un sitio cerrado o perder un bus.
- Otra cosa que reviso es qué lugares merece la pena reservar online. Miro precios en las webs oficiales y comparo con otras plataformas, además de leer comentarios en Tripadvisor para saber si compensa la compra anticipada. Casi siempre hago un esquema sencillo de lo que queremos ver cada día y, según ese orden, voy reservando las entradas que necesitan más previsión.
- Así, consigo un equilibrio entre la inspiración más visual y la parte práctica, y el itinerario no solo tiene sentido en el mapa, sino que también se ajusta al ritmo de nuestra familia.
En esta fase es cuando siento que el viaje empieza a tomar forma: una mezcla de inspiración, comparaciones y anotaciones que poco a poco se convierten en un itinerario realista y adaptado a nosotros.

3. Durante el viaje: apps y recursos útiles
Una vez en destino, me gusta sentir que todo está más o menos controlado, aunque siempre dejo margen para la improvisación. Aquí es donde entran en juego las apps que llevo en el móvil, que se han convertido en imprescindibles en cada viaje:
Mapas y orientación
- Google Maps sigue siendo la app que más usamos. Antes ya había marcado lugares, pero durante el viaje nos sirve para orientarnos, calcular trayectos y hasta encontrar restaurantes cercanos. Muchas veces descargo los mapas offline para no depender siempre de datos.
- También me gusta Maps.me, que funciona muy bien sin conexión y a veces ofrece rutas a pie más detalladas que Google.
Transporte y desplazamientos
- Si viajamos a grandes ciudades, me descargo la app oficial del metro o del transporte público, porque suele incluir horarios en tiempo real.
- Para trayectos más largos, uso Rome2Rio como apoyo, y también reviso las webs locales de autobuses o trenes.
- En algunos destinos hemos probado apps de taxis locales o Uber/Bolt, lo que da mucha tranquilidad si no dominas el idioma.
Idiomas y comunicación
- Google Translate con descarga offline del idioma siempre va en mi móvil. Más de una vez nos ha salvado para entender una carta en un restaurante o hablar con alguien que no hablaba inglés ni español.
Dinero y organización
- Cuando viajamos a países con moneda diferente, me gusta calcular antes el cambio y apuntarme una referencia sencilla en euros para tenerlo claro (ejemplo: “10.000 = 6 € aprox”).
- Suelo comprar divisa con antelación (en RIA), y reconozco que me encanta recibir los billetes en casa, ver cómo son y calcular mentalmente cuánto vale cada uno.
- Además trabajo con BBVA, que tiene un servicio llamado Plan Viaje: pagas una pequeña cuota y durante el tiempo que elijas (1, 2 o 3 meses) puedes usar tu tarjeta Visa en cualquier país sin comisiones por cambio de divisa. Al final compensa mucho y da tranquilidad.
Otros recursos prácticos
- También uso TripIt, que es muy práctica porque te organiza automáticamente el itinerario con los correos de confirmación de vuelos, hoteles o actividades. Me gusta porque tienes todo a mano en una sola app, incluso sin conexión.
- A veces lo comparto con la familia, así todos saben dónde dormimos cada noche, qué excursiones tenemos o qué vuelo toca sin tener que preguntarme cada vez.
Estas son algunas de mis herramientas para viajar en familia favoritas, las que realmente usamos en casa y que nos han salvado en más de una ocasión.

4. Después del viaje: cómo guardo fotos y recuerdos
Cuando volvemos a casa, para mí no se acaba el viaje. Me gusta dedicar un tiempo a ordenar todo lo que hemos vivido: las fotos, los tickets que hemos guardado, algún mapa o incluso los pequeños recuerdos que hemos traído. Es una manera de alargar la experiencia y de revivirla en familia.
Fotos y vídeos
- Lo primero es descargar todas las fotos y vídeos en un lugar seguro. Uso Google Fotos, que hace copias automáticas desde el móvil, y también guardo una selección en un disco duro externo por si acaso.
- Me gusta crear álbumes por viaje, tanto en Google Fotos como en carpetas dentro del móvil, para que cada aventura quede separada y sea más fácil de encontrar. Reconozco que ver las fotos en grande en la tele una tarde de domingo es casi como volver a viajar.
Notas y recuerdos
- Durante el viaje siempre llevo alguna libreta pequeña donde anoto detalles: un restaurante que nos encantó, la anécdota de un transporte caótico o esa conversación que nos hizo reír. Luego, esas notas me sirven tanto para el blog como para nuestra memoria familiar.
- También guardo tickets de entradas, billetes de transporte o folletos curiosos. No soy de tener grandes colecciones, pero sí me gusta conservar algunos como recuerdo físico.
Organización digital
- En Gmail me hago siempre una carpeta específica por viaje, donde guardo todos los correos importantes: reservas de hoteles, entradas, billetes de avión, excursiones. Así, si pierdo algo en papel o en el móvil, sé que todo está guardado en la nube.
- Y tenemos una pequeña tradición: al final de cada día, ya en el hotel, nos pasamos entre los cuatro las fotos que hemos hecho. Es curioso ver la experiencia desde la mirada de cada uno: yo aparezco en las fotos de mis hijas, ellas se ven en las mías, y entre todos completamos el puzzle del viaje.
Al final, ordenar y guardar los recuerdos forma parte del propio viaje. Nos permite revivir lo vivido, compartirlo con otros y, en mi caso, también transformarlo en contenido para el blog, para que inspire a más familias que quieran lanzarse a viajar con sus adolescentes.
No hace falta volverse loca con demasiadas apps: basta con escoger unas pocas herramientas para viajar en familia que se adapten a tu estilo y a las necesidades de tus hijos.
5. Consejos finales
Después de tantos viajes, me he dado cuenta de que no se trata de tener mil herramientas en este caso para viajar en familia, sino de elegir bien unas pocas que de verdad te funcionen. A mí me gusta combinar la parte digital (apps, mapas, carpetas en Gmail) con algunos toques más tradicionales (libreta, tickets, fotos impresas). Esa mezcla me da seguridad y, al mismo tiempo, mantiene la emoción de cada viaje.
Lo importante no es solo llegar a destino, sino también disfrutar del proceso: desde la ilusión de planificar, la tranquilidad de viajar con todo organizado, hasta la magia de guardar los recuerdos al volver. Viajar en familia con adolescentes puede parecer un reto, pero con un poco de organización todo fluye y se convierte en una experiencia que suma para todos.
Si quieres seguir inspirándote, en el blog encontrarás más artículos donde cuento cómo organizamos viajes a distintos destinos, desde escapadas urbanas hasta rutas por países enteros. También comparto consejos prácticos sobre alojamientos, transportes y cómo adaptar cada itinerario a una familia con hijos adolescentes.