Si estás pensando en viajar a Cuba, déjame contarte desde mi propia experiencia lo que necesitas saber para que todo fluya lo mejor posible. Cuba es un destino fascinante, lleno de contrastes, y con algunos detalles prácticos que conviene tener en cuenta antes de hacer las maletas. Moneda, transporte, internet, alojamiento… Aquí van mis consejos más útiles, tal como los viví en mi viaje.
Moneda y pagos: lleva siempre efectivo
Una de las primeras cosas que aprendí al llegar fue que el tema del dinero en Cuba no es tan sencillo. Aunque la moneda oficial es el peso cubano (CUP), en la práctica se manejan varias divisas: euros, dólares estadounidenses y la MLC (una moneda digital que se usa en tiendas y hoteles).
Mi recomendación: lleva bastante efectivo, preferiblemente en euros, que funcionan mejor que los dólares en la mayoría de situaciones. En Cuba existe un mercado de cambio informal en la calle, donde la tasa suele ser mucho más favorable que la oficial. Eso sí, solo te lo recomiendo si confías plenamente en la persona que te lo ofrece.
En nuestro caso, tuvimos suerte de entablar una buena relación con el conductor que nos llevó del aeropuerto al hotel el primer día, y fue él quien nos facilitó el cambio. Se quedó con una pequeña comisión, como es normal, pero la diferencia con respecto al cambio en bancos o en el hotel fue enorme.
Por supuesto, si no te sientes cómodo con ese tipo de intercambio, siempre puedes cambiar en las casas oficiales (CADECA), bancos o directamente en el hotel, aunque la tasa será bastante menos favorable.
Muchas tarjetas extranjeras no funcionan en Cuba, especialmente si son de bancos estadounidenses. Las que mejor suelen ir son Visa y Mastercard emitidas por bancos europeos. Pero incluso con esas, solo podrás usarlas en algunos hoteles y tiendas grandes. Todo lo demás —restaurantes, excursiones, guías, taxis— se paga en efectivo, sin excepción. Así que sí, hay que llevar bastante dinero en metálico desde el principio.
Un detalle curioso: el peso cubano tiene un valor tan bajo que cuando cambias dinero terminas con un fajo enorme de billetes, aunque en realidad no sea tanto dinero. Andar con ese montón en el bolsillo es, digamos… parte del encanto de moverse por Cuba.

¿Es seguro viajar a Cuba?
Totalmente: en Cuba hay muy poca delincuencia violenta, pero eso no significa que no haya que tener precauciones. Como en cualquier ciudad grande, conviene ser discreto con tus cosas y estar atento, sobre todo con temas como el cambio de moneda, donde pueden intentar algún timo. En nuestro caso, no tuvimos ningún momento incómodo ni sensación de inseguridad.
Lógicamente, como harías en cualquier otro destino, evita moverte solo por la noche en zonas poco conocidas. Y si vas a tomar un taxi, acuerda siempre el precio antes de subir. No hay Uber ni Cabify, así que lo más práctico es usar taxis oficiales o particulares que consigas con recomendación o desde tu alojamiento.
Nosotros solíamos pedir el taxi desde el hotel para ir a cenar, y luego en el restaurante pedíamos que nos llamaran uno para la vuelta. También caminamos de noche por el Malecón y el ambiente fue siempre tranquilo y agradable.

Comida en Cuba: sencilla, pero con sabor
En nuestro caso, alojándonos en hoteles, no tuvimos grandes problemas con la comida. Supongo que los hoteles están mejor abastecidos y priorizan el suministro para los turistas. Siempre tuvimos opciones suficientes para desayunar y cenar, aunque es cierto que la variedad no es la misma que en otros destinos turísticos más desarrollados.
Lo que sí se nota es que hay menos lujos y menos productos importados. Por ejemplo, no esperes encontrar buffets enormes con todo tipo de quesos, embutidos o frutas exóticas. La oferta es más limitada y centrada en lo básico: arroz, frijoles, carnes (pollo y cerdo, sobre todo), yuca, plátano… Pero en general, se come bien y la comida suele estar bien preparada.
Fuera de los hoteles, la situación puede ser más complicada. En las casas particulares o restaurantes privados (paladares), se come muy rico, pero también dependen mucho de lo que haya disponible en el mercado ese día. A veces faltan ingredientes tan comunes como leche, café o harina. Por eso es buena idea llevar algunos snacks desde casa, especialmente si eres de los que pican entre horas o viajas con niños.
Algo que también llama la atención es que no hay supermercados como los que estamos acostumbrados a ver en otros destinos. Al menos, no accesibles para los turistas ni con estanterías llenas de productos. Para los locales, conseguir alimentos básicos puede implicar hacer largas colas y adaptarse a lo que haya disponible ese día. Es una realidad que se vive en la calle y que contrasta bastante con la experiencia de los que somos turistas.
Eso sí, sí encontramos algunos mercados de frutas y verduras muy interesantes, con productos frescos y de temporada. Si te gusta explorar el lado más local de los lugares que visitas, vale la pena darse una vuelta por alguno.
Y en cuanto a los restaurantes en La Habana, nos sorprendió ver cómo muchos realmente se esfuerzan por ofrecer platos bien presentados, con buen sabor y usando productos de calidad, pese a las limitaciones del contexto.

Agua potable: mejor prevenir
El agua del grifo en Cuba no es recomendable para beber, especialmente si no estás acostumbrado. Aunque algunos locales la consumen sin problemas, los turistas solemos tener más sensibilidad y podríamos acabar con molestias estomacales.
En los restaurantes, mejor pedir bebidas sin hielo, a menos que estés seguro de que usan agua purificada.
Transporte: una aventura más
Durante nuestro viaje, nos movimos principalmente en taxis concertados o con conductores particulares (los famosos “drivers”), tanto dentro de La Habana como para desplazarnos a Varadero. Esta opción nos resultó cómoda y segura, y además te permite conversar con los conductores, que suelen estar encantados de compartir historias y consejos sobre la vida en Cuba.
También hicimos algunas excursiones organizadas, como la de Viñales, que reservamos a través de plataformas como Civitatis. En este caso, los vehículos eran sorprendentemente modernos y bien acondicionados, algo que contrasta bastante con los coches que se ven en las calles.
Muchos de los drivers locales conducen coches clásicos —esos de los años 50 que ya son parte del paisaje cubano— o vehículos de origen ruso, muy resistentes aunque algo básicos. Son parte del encanto del país, sin duda.
En cuanto a las carreteras, la que une La Habana con Varadero está bastante bien, pero el resto, especialmente hacia zonas rurales como Viñales, están en peor estado. Esto hace que los trayectos se alarguen más de lo que uno espera, aunque el ritmo de conducción suele ser tranquilo.
Si estás pensando en alquilar coche, ten en cuenta que hay muy pocas gasolineras y no siempre hay combustible disponible. No puedo hablar en detalle de la experiencia de alquilar, porque no lo hicimos, pero es algo que me generó dudas por la logística.
Algo que nos llamó la atención fue ver a muchos cubanos haciendo autostop al borde de las carreteras o caminos, incluso en zonas bastante alejadas. Muchos lo usan para ir a trabajar o a la escuela, porque el transporte público no funciona bien: los autobuses están escasos, no tienen horarios definidos y suelen ir repletos.
Moverse por Cuba requiere algo de paciencia y flexibilidad, pero también es una buena manera de conocer el día a día del país. Y si puedes, intenta siempre organizar los traslados con antelación —a través del alojamiento o una agencia— para evitar imprevistos.

Internet en Cuba: conectados… pero con sus momentos
Durante nuestro viaje, estuvimos conectados casi todo el tiempo gracias al Wi-Fi del hotel, tanto en La Habana como en Varadero. Eso sí, hay que entender que en Cuba el acceso a internet sigue siendo limitado y no siempre funciona como uno esperaría. Por ejemplo, el primer día en Varadero hubo una desconexión general en toda la isla, y no tuvimos acceso durante varias horas. Al parecer, este tipo de caídas no son raras.
A nosotros no nos molestó tener que depender solo del Wi-Fi del alojamiento, pero si quieres estar más conectado —por ejemplo, cuando estás en la calle o haces excursiones—, puedes comprar tarjetas de ETECSA, la compañía estatal de telecomunicaciones. Se consiguen en puntos específicos y permiten conectarte en zonas Wi-Fi públicas como parques, plazas o algunas cafeterías.
Las tarjetas todavía se usan, aunque en algunos alojamientos ya te incluyen una clave de acceso sin necesidad de comprarlas. Eso depende mucho del lugar donde te alojes.
En resumen: hay internet, pero con altibajos, y es buena idea bajar apps útiles con anticipación, como Maps.me, WhatsApp o una VPN, por si necesitas acceder a servicios bloqueados o navegar de forma más estable. Para nosotros, con lo que ofrecía el hotel, fue suficiente.
¿Hotel o casa particular?
Durante este viaje nos alojamos en hoteles, tanto en La Habana como en Varadero, y la experiencia fue buena: cómodos, bien ubicados y con servicios que funcionaron correctamente. Pero Cuba ofrece muchas más opciones de alojamiento, especialmente si buscas una experiencia más auténtica o un presupuesto más ajustado.
No me voy a extender demasiado aquí porque tengo un post completo en el blog dedicado solo al tema del alojamiento en Cuba, donde cuento las diferencias entre hoteles y casas particulares, cómo reservar, qué tener en cuenta y mis recomendaciones personales. Si estás organizando tu viaje, te animo a echarle un vistazo.
Documentación: lo básico que no se te puede olvidar
cuanto a la documentación, no tuvimos complicaciones, pero es importante llevar todo en regla para evitar sorpresas. Además del pasaporte vigente (con al menos seis meses de validez), necesitas rellenar una comunicación anticipada de tu viaje.
Recomendamos completar previamente el formulario online de D’Viajeros, que es un trámite obligatorio para entrar al país. Lo hicimos desde casa, unos días antes del vuelo, y nos evitó tener que rellenar papeles al llegar. Solo tienes que mostrar el código QR que te envían una vez finalizado el formulario.
También llevábamos un seguro médico de viaje, que es obligatorio para entrar a Cuba. Llévalo impreso, y varias copias por si acaso os separáis en algun momento.
Los trámites de entrada fueron bastante sencillos. Nos sorprendió lo manual que es todo en la aduana, con pocos medios tecnológicos y bastante papeleo a la vista, algo que contrasta con otros aeropuertos internacionales más automatizados. Aun así, todo fue rápido y sin mayores complicaciones.
El aeropuerto en sí es muy sencillo, tanto en servicios como en infraestructura. Nos contaron que están en proceso de construcción de una nueva terminal, lo cual tiene sentido, porque el actual se queda bastante corto para el volumen de turistas que recibe Cuba. Aun así, todo el personal fue amable y el proceso de llegada fue fluido. Solo hay que ir con paciencia y sin esperar grandes comodidades.
¿Qué llevar en la maleta?
Qué llevar en la maleta (y qué es mejor dejar en casa)
Cuando viajes a Cuba, es importante preparar bien la maleta, porque allí no siempre es fácil encontrar ciertos productos. Nosotros intentamos ser prácticos y llevar lo justo, pero hay cosas que agradecimos tener:
Qué sí llevar:
- Dinero en efectivo (euros o dólares) en suficiente cantidad.
- Documentos impresos: pasaporte, visado, seguro médico, reservas.
- Snacks (galletas, frutos secos, barritas energéticas), muy útiles para excursiones o trayectos largos. eso se nos paso 🙁
- Medicamentos básicos (analgésicos, antidiarreicos, tiritas…). Las farmacias no siempre están bien abastecidas.
- Artículos de aseo personal: jabón, desodorante, toallitas húmedas, papel higiénico o pañuelos de papel,.
- Protección solar , sombreros , gorras o gafas de sol. Fuimos en marzo pero la luz y el calor es ya intenso.
- Apps útiles descargadas: Googel Maps, WhatsApp
Qué puedes dejar:
- Ropa elegante o muy formal: el estilo en Cuba es informal y cómodo.
- Tecnología innecesaria: no hace falta llevar demasiados dispositivos, y mejor evitar llamar la atención.
- Cosas que allí no vas a usar: secador de pelo, tacones, libros pesados… Mejor ropa ligera, calzado cómodo y espacio en la maleta para recuerdos.
Consejo final: si tienes espacio, puedes llevar algunos productos de uso cotidiano (como jabón, pasta de dientes, bolígrafos, ropa de niño, etc.). Muchos viajeros los dejan como donación o se los dan a los anfitriones. Son bien recibidos y marcan una diferencia.
¿Vale la pena viajar a Cuba en 2025?
Desde mi experiencia, sí. Si estás buscando un destino distinto, con mucha historia, paisajes hermosos y gente cálida, Cuba tiene mucho que ofrecer. No es un viaje para quien busca lujo o comodidad absoluta, pero sí para quienes valoran lo auténtico y están dispuestos a adaptarse un poco.
Sí, especialmente si buscas una experiencia auténtica y estás dispuesto a adaptarte a ciertas limitaciones. La infraestructura turística enfrenta dificultades, como cortes de electricidad y escasez de alimentos y medicinas, lo que ha llevado a una disminución en el número de visitantes. Sin embargo, Cuba sigue siendo un país rico en sus gentes, su naturaleza, su cultura y su historia!
Te animarías a viajar a Cuba en 2025?
¿Prefieres comodidad o te motiva una experiencia más auténtica? Me encantará leerte en los comentarios. Viajar a Cuba es distinto, pero también increíble . ¿Te animas?