Cantabria es de esos lugares que te atrapan enseguida. Aunque sea pequeña, tiene un poco de todo: mar, montaña, pueblos con historia y paisajes que te sorprenden en cada curva. En pocos kilómetros pasas de pasear por un casco medieval a ver playas salvajes o montañas enormes.
Lo bueno es que todo queda cerca, así que en tres días puedes hacer una ruta muy completa sin pasarte el día en el coche. Es un plan perfecto para una escapada corta en familia, incluso con hijos adolescentes, porque combina cultura, naturaleza y buena comida sin que nadie se aburra.
Aquí tienes una propuesta de itinerario completa, con detalles prácticos, webs oficiales y algunos consejos personales de esos que marcan la diferencia a la hora de organizar el viaje.
Día 1: Santander, Santillana del Mar y Comillas
Empezamos esta ruta de 3 días en Cantabria en la capital, Santander. Es una ciudad elegante, con aire marinero y muy fácil de recorrer a pie. Perfecta para arrancar el viaje.

Mañana en Santander
- Paseo marítimo y bahía: caminar junto al mar con las vistas abiertas a la bahía es un plan sencillo y precioso.
- Centro Botín: su arquitectura moderna llama la atención. Aunque no entres a las exposiciones, subir a la pasarela exterior (gratuita) es un acierto para ver la bahía desde arriba.
- Horario: de martes a domingo, 10:00–20:00 (lunes cerrado).
- Entrada general: 10 €; gratis los miércoles por la tarde.
- El centro es bastante pequeño, así que el precio de la entrada puede resultar desproporcionado si no hay una exposición que realmente te interese. En mi caso, salvo que haya algo muy especial, prefiero disfrutar solo del paseo exterior y de sus vistas.
- Los Raqueros y la Grúa de Piedra: dos iconos junto a la ría que recuerdan la historia marinera de la ciudad.
En el pasado, en la zona de Puerto Chico en Santander se podían ver a los “raqueros”, niños que a finales del siglo XIX y principios del XX pasaban el tiempo entre los barcos «buscándose la vida». Esperaban a que algún marinero o turista lanzara una moneda al agua para luego zambullirse y recuperarla buceando. Era casi un espectáculo habitual en el puerto, y forma parte de esas pequeñas historias curiosas de la ciudad.
- Palacio de La Magdalena: uno de los símbolos de Santander. Puedes pasear libremente por el parque, pero si entras al palacio conocerás su historia como residencia real.
- Visitas guiadas: de martes a domingo, con pases cada hora.
- Pasear por los jardines es gratis.
- Entrada: 5 € (niños menores de 13 años gratis)
El Palacio de la Magdalena no lo mandó construir ningún rey, sino que fue un regalo de los propios santanderinos a Alfonso XIII y a la reina Victoria Eugenia. Se levantó entre 1909 y 1912 gracias a una colecta popular en la que colaboraron familias, empresas y asociaciones de la ciudad. Hoy en día, además de ser uno de los lugares más fotografiados de Santander, sus jardines esconden figuras de madera talladas en antiguos árboles, un detalle sorprendente que encanta a los visitantes.Si viajas con adolescentes, el Palacio de la Magdalena suele llamarles la atención porque fue escenario de la serie Gran Hotel. Un detalle que les engancha.

Tarde en Santillana del Mar
A media hora en coche llegas a Santillana del Mar, considerado uno de los pueblos más bonitos de España. Pasear por sus calles empedradas y casas medievales es como entrar en otra época.
- Colegiata de Santa Juliana: el monumento más representativo.
- Museo de Altamira: visita imprescindible si viajas en familia. La neocueva es muy didáctica y permite entender el valor del arte rupestre de forma sencilla.
- De noviembre a abril: De martes a sábado de 9:30 a 18:00 h. Domingos y festivos de 9:30 a 15:00 h.
- De mayo a octubre: De martes a sábado de 9:30 a 20:00 h. Domingos y festivos de 9:30 a 15:00 h.
- Entrada: 3 €; gratis los sábados por la tarde y los domingos.
Santillana es peatonal. Aparca en los parkings de la entrada (2–3 €/día) y disfruta del paseo sin preocupaciones.
Si la cueva de Altamira no te convence, Santillana del Mar tiene otros planes chulos. Hay un zoológico y parque cuaternario justo a la entrada de la villa (en la carretera de Puente San Miguel), de unas 6 hectáreas, con más de 2.000 animales de unas 450 especies, jardines de mariposas, granja, aviarios, etc
Zoo de Santillana del Mar
- A las afueras de Santillana, fácil acceso desde la carretera de Puente San Miguel.
- Horario: todos los días, de 10:00 a 19:00 (en verano hasta las 20:00).
- Entrada: adultos 30 €, niños 15 € (de 3 a 12 años), menores de 3 gratis. Precios de 2025
Es un zoo pequeño y agradable de recorrer, pero me parece importante comentar que el precio ha subido mucho estos ultimos años, sobre todo teniendo en cuenta que consideran “adultos” a los mayores de 12 años. Creo que es un plan más interesante si vais con niños pequeños o si sois muy amantes de los animales, porque de lo contrario quizá merece más la pena invertir ese tiempo en disfrutar del pueblo o en otros planes cercanos como el Laberinto de Villapresente
Laberinto de Villapresente
- A solo 3 km de Santillana del Mar (5 minutos en coche).
- TEMPORADA DE APERTURA DEL 12 DE ABRIL AL 12 DE OCTUBRE
- Entrada: adultos 4 €, niños (de 4 a 12 años) 3 €, menores de 4 gratis.
Tras la visita a Santillana del Mar, en apenas 15 minutos en coche llegarás a Comillas, donde lo mejor es pasar la noche para empezar el día siguiente sin prisas.
Dónde dormir en Comillas
Comillas tiene una buena oferta de alojamientos para todos los gustos: desde pequeños hoteles familiares hasta opciones más modernas con piscina. Eso sí, conviene reservar con antelación, porque es una población muy turística y en verano se llena enseguida.
En nuestro caso, nos alojamos en el Hostal Esmeralda. La experiencia fue muy buena: es un alojamiento sencillo, sin lujos, pero muy céntrico y con un trato cercano y amable. Ideal para pasar una noche y aprovechar bien la visita al pueblo.

Día 2: Comillas, San Vicente de la Barquera y llegada a Potes
El segundo día de nuestra ruta de 3 días en Cantabria combina modernismo, mar y montaña. Es uno de los más variados del viaje y seguro que te deja recuerdos para siempre.
Mañana en Comillas
Comillas es uno de mis pueblos favoritos de Cantabria porque, a pesar de ser pequeño, está lleno de rincones interesantes. Tiene mar, arquitectura modernista y un ambiente especial en verano.
- El Capricho de Gaudí: una joya modernista que sorprende a todo el mundo. Sus azulejos de girasoles y su fachada colorida son una explosión de creatividad. El Capricho de Gaudí fue una de las primeras obras del arquitecto catalán y la única que diseñó en Cantabria. Lo mandó construir en 1883 un rico indiano, Máximo Díaz de Quijano, que quería una residencia de verano original y alegre. Gaudí se inspiró en la naturaleza y en la música —dos de sus grandes pasiones— para dar forma a la casa: las paredes están decoradas con girasoles de cerámica que giran siguiendo al sol y hasta el invernadero está orientado para aprovechar la luz. Curiosamente, el dueño apenas pudo disfrutarlo, ya que falleció poco después de terminarse la obra.
- Horario: todos los días, de 10:30 a 20:00. En invierno el horario es algo mas limitado. consulta la we.
- Entrada: 10 € (menores de 10 años gratis). La visita la haces a tu ritmo y por tu cuenta. Dura unos 45 minutos.
- Universidad Pontificia: imponente en lo alto del pueblo, se puede visitar con guía. Si no te coincide, al menos merece la pena verla iluminada al atardecer. Visitas: con guía previa reserva , se puede hacer visita guiada que dura 45 minutos.
Mediodía en San Vicente de la Barquera
A solo 15 minutos en coche está San Vicente de la Barquera, otro de los pueblos marineros imprescindibles.
- Puerto pesquero: pasear entre barcas es un plan sencillo pero muy auténtico.
- Casco histórico: calles empedradas con encanto, ideales para un paseo antes de comer.
- Castillo del Rey: pequeño pero con unas vistas de postal al mar y a la ría.
- Consulta em la web del ayuntamiento los horarios que varían durante los meses del año. el precio de 2 eur es super económico.

Dónde comer en San Vicente de la Barquera
San Vicente es un sitio perfecto para parar a comer pescado fresco, arroces y marisco. El ambiente marinero del puerto lo convierte en un plan redondo después de pasear por el casco histórico.
En nuestro caso probamos un arroz con marisco en uno de los restaurantes del puerto y fue todo un acierto: abundante, sabroso y con ese toque de producto fresco que se nota.
Otro lugar muy recomendable es el restaurante La Brasa, un clásico de la villa. Tiene menú del día muy completo, platos bien preparados y está siempre lleno de gente local y visitantes, lo que ya es una buena señal. Si vas en fin de semana, conviene reservar o llegar pronto.
Tarde en el Desfiladero de la Hermida y Potes
Después de la costa llega uno de los momentos más espectaculares de la ruta: la carretera por el Desfiladero de La Hermida. Son unos 20 km de gargantas y montañas que ya hacen que merezca la pena el viaje.
Al final del desfiladero está Potes, capital de Liébana y puerta de entrada a los Picos de Europa. Es un pueblo de montaña con mucho ambiente, sobre todo en verano.
- Casco antiguo medieval: callejuelas empedradas, puentes y casas de piedra. Ideal para pasear al atardecer.
- Torre del Infantado: con exposiciones y un súper interesante mirador desde arriba.
- Del 1 de julio al 30 de septiembre y en Semana Santa: De 09:30h a 19:00h (última visita 18.30 h).
- 💶Entrada: 4 €.
Consejo Vidaia: si te apetece un plan diferente, cerca de Potes está el Monasterio de Santo Toribio de Liébana, famoso por guardar un fragmento de la cruz de Cristo.
Noche en Potes
Dormir en Potes es la mejor opción para saborear la montaña con calma. Hay hoteles rurales y posadas que mezclan tradición y comodidad. Y si viajas en familia, muchos ofrecen habitaciones amplias o apartamentos.
Villa Elena
- Ubicación: Potes, muy cerca del centro.
- Lo mejor: valoración de 9,5; limpieza, comodidad, trato cercano.
- Ideal si buscas algo acogedor, tranquilo y con encanto.
Hostería Picos de Europa
- Ubicación: Potes, con vistas preciosas sobre el valle
- Lo mejor: buena calidad/precio; habitaciones cómodas; balcón/vista a los Picos.
Hotel Valdecoro
- Ubicación: muy cerca del centro de Potes.
- Lo mejor: hotel completamente remodelado, estilo rural con toques modernos. Buen restaurante.
En una de nuestras visitas a la zona tuvimos la oportunidad de alojarnos en la Posada de Cucayo, un poco más arriba en la montaña, a unos 20 minutos de Potes. Fue una experiencia preciosa: el entorno es espectacular, rodeado de naturaleza, con animales cerca y un ambiente muy familiar. Nos trataron con muchísima amabilidad y es de esos sitios donde uno se siente en casa. Eso sí, hay que tener en cuenta que la carretera de acceso es bastante angosta y con curvas, pero compensa por la tranquilidad y las vistas.
Día 3: Fuente Dé, sabores lebaniegos y atardecer en Pechón
La mañana comienza con la emoción del teleférico de Fuente Dé. En solo cuatro minutos se asciende desde 1.070 hasta 1.823 metros, sobrevolando un paisaje de montañas que impresiona a cualquiera. Arriba, el mirador del Cable ofrece unas vistas inmensas de los Picos de Europa, con rebecos que a veces se dejan ver entre las rocas.
Los lugareños llaman al teleférico “el cable”, y muchos montañeros lo utilizan para iniciar rutas de varios días. ¡No es raro compartir cabina con familias, ciclistas o grupos cargados con mochilas de travesía!
Arriba, en la estación superior del teleférico de Fuente Dé, no solo está el mirador del Cable: hay varias rutas y paseos que se pueden hacer dependiendo del tiempo y las ganas.

Paseos fáciles desde la estación superior
- Mirador del Cable (5 min): nada más salir de la estación, un camino corto y señalizado lleva al mirador. Vistas espectaculares sin esfuerzo.
- Camino hacia los Hoyos de Lloroza (30-40 min ida): un sendero fácil, con algo de desnivel, que lleva a una zona de pequeñas lagunas y praderas. Ideal para dar un paseo de montaña sin complicarse.
Rutas más largas (si quieres estar alli más tiempo)
- Ruta hasta Espinama o Fuente Dé (2-3 h bajada): muchos excursionistas utilizan el teleférico solo de subida y luego bajan caminando. El sendero zigzaguea entre montañas y praderas hasta llegar de nuevo al valle.
- Ruta hasta el refugio de Áliva (unas 2 h ida): sendero señalizado que lleva hasta el Hotel Refugio de Áliva, en pleno corazón de los Picos de Europa. El entorno es impresionante.
Aunque solo subas a disfrutar del mirador, merece la pena dar al menos un pequeño paseo por los senderos cercanos: la sensación de estar “en alta montaña” es muy distinta a lo que se vive abajo en el valle. Y ojo con el clima: incluso en pleno agosto, arriba puede hacer frío o aparecer niebla de repente.
Tras bajar del teleférico, lo suyo es ir directos a comer. En Espinama, que está justo al pie, o de vuelta en Potes, vas a encontrar el famoso cocido lebaniego. No es el mismo que el montañés: este lleva garbanzos, cecina y un “relleno” que es como una croqueta de pan y huevo… ¡delicioso y muy contundente! Vamos, que con un plato de esos te quedas lista para la siesta, pero merece la pena probarlo al menos una vez.
Con el estómago lleno, toca volver hacia Santander por el Desfiladero de La Hermida. La carretera va pegada al río y entre paredes de roca altísimas, es de esas que se recuerdan. Si hace calor, incluso verás gente bañándose en pozas naturales a un lado del camino. Y, si vais con calma, una parada rápida en el balneario de La Hermida para un café o simplemente estirar las piernas tampoco viene mal.
Y si el día es largo y todavía queda luz, te recomiendo un pequeño desvío a Pechón. Es un rincón costero precioso, con una playita rodeada de islotes que aparecen y desaparecen según la marea. Muy fotogénica y tranquila: el sitio perfecto para dar un paseo antes de terminar el viaje.
Tarde en Pechón
La parada en Pechón es como un regalito inesperado al final del viaje. Es un pueblo pequeño, tranquilo, pero con un encanto especial porque está encajado entre la ría de Tina Menor y la de Tina Mayor. Lo mejor es acercarse a su costa: la playa de Amió es pequeñita, rodeada de islotes que la marea va descubriendo y escondiendo como si fuera un truco de magia.
A última hora de la tarde, cuando el sol empieza a caer, el sitio se vuelve todavía más bonito: la luz tiñe las rocas de tonos dorados y el mar brilla distinto. Es el momento ideal para pasear por la arena, hacer fotos o simplemente sentarse un rato a disfrutar de la brisa. No suele estar tan llena como otras playas más famosas, y eso le da un aire de refugio secreto.
Si apetece alargar la parada, en el propio pueblo hay algún bar y terraza donde tomar algo sencillo antes de seguir el camino. No es un lugar de grandes restaurantes, pero sí perfecto para saborear ese ambiente pausado de los pueblos costeros de Cantabria.
Ya de regreso en Santander, la sensación es la de haber exprimido tres días muy completos: un poco de ciudad, pueblos con encanto, montaña de verdad y un toque de mar para despedirse.
Cierre de la ruta
Tres días dan para mucho en Cantabria: un poco de ciudad en Santander, pueblos con historia como Santillana y Comillas, la fuerza de la montaña en Fuente Dé y hasta un último paseo junto al mar en Pechón. Una escapada corta pero muy completa, ideal para hacerse una idea de todo lo que ofrece esta región tan diversa.
Y si después de esta ruta te quedas con ganas de más, en el blog tienes otros artículos que pueden ayudarte a seguir descubriendo la zona:
- Las playas más bonitas de Cantabria para ir en familia, desde Langre hasta Somo.
- 4 excursiones para hacer con adolescentes en Cantabria
- Nuestras experiencias en algunas etapas del Camino de Santiago por la costa cántabra.
- Planes diferentes que hacer en Bilbao y alrededores, si amplías el viaje hacia el País Vasco.
Cantabria siempre invita a volver… porque entre mar y montaña siempre queda algo pendiente por descubrir.